[Ver para creer] Cuando la tecnología te juega una mala pasada… (y le pasa a los mejores)

Hoy me di cuenta que mi cuenta corporativa de Skype no funcionaba.

No es que yo sea un fanático de Skype ya que, desde hace tiempo, he dado la espalda a la aplicación pionera de videoconferencia, en favor de la más, a mi parecer, práctica Hangouts.

El hecho es que, especialmente en Sudamérica, Skype sigue siendo muy utilizada así que necesito tener la cuenta operativa.

Preguntando en la oficina me comentan que, dado que la cuenta se creó hace unos pocos años, Microsoft (actual dueño de Skype) lo interpreta como que es la cuenta de un menor y por ello solicita sus padres una autorización expresa para poder seguir utilizándola. Loable iniciativa vistas las aterradoras historias de acoso online a menores (y no tan menores) que se leen diariamente en los medios.

Así que decido ponerme a ello.

Al tratar de entrar a la cuenta “Mrktic” de Skype, al ser menor de «13 años», me redirigen a la cuenta de Microsoft de su padre (yo mismo) y desde aquí me envían un correo de verificación.

Hasta aquí el proceso es un poco engorroso pero nada fuera de lo normal…

La sorpresa llega en el momento en que recibo el mencionado correo desde Microsoft y que podeis ver al inicio del post.

La verdad, yo ya no soy fan de Microsoft (aunque admito que lo fui allá por los ’90 con el Windows 3.1 y el W95… verdaderas maravillas frente al tedioso MSDOS).

También es cierto que con el tamaño MS se transformó en una marca «antipática». Seguro que recordáis las guerras de los navegadores y la “casi” obligación de utilizar Explorer y que dio pie al primer slogan de Google «don’t be evil«… (quién lo hubiera dicho que en unos años los malos serían ellos) y podría seguir así un buen rato hablando de las interminables y siempre inoportunas actualizaciones de Windows, de los fracasos estrepitosos de Windows 2000, Vista, 8 y 10 como ejemplos de maltrato al usuario cautivo pero… de ahí a querer ayudar a mi supuesto párvulo menor de edad a que les borren del mapa, bueno, no es para tanto.

Aún le tengo un poco de cariño a la marca de las ventanas y sigo fiel a algunas de sus herramientas en una extraña relación de amor-odio.

Parece pues que los señores de Microsoft, en su afán de alcanzar a sus competidores más jóvenes en esto de la Inteligencia Artificial y la automatización, han puesto a trabajar el traductor de BING, con el brillante resultado que todos podemos apreciar.

Moraleja: la automatización y la IA son grandes avances en cualquier ámbito ya que nos permiten ser más eficaces, sin embargo esta anécdota me recuerda aquel slogan de Pirelli: la potencia sin control no es nada… que traducido sería: la automatización sin el valor que añaden los humanos no deja de ser una mecanización de procesos de dudosos resultados.

¡Buen fin de semana!

 

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