Las cosas han cambiado. Y mucho. Seguramente, cuando tenías 16 o 17 años tus preocupaciones eran de lo más triviales, tus objetivos dispersos y tu poder adquisitivo a menudo brillaba por su ausencia. Pero este paradigma, en líneas generales, cada vez está más obsoleto. Entonces, ¿por qué no intentar aprovechar este nicho que el mercado ha abierto?
Actualmente, el colectivo adolescente representa cerca de un cuarto de la población mundial y, lo que es más interesante, vive con naturalidad el hecho de estar conectado a la red prácticamente las 24 horas del día. Esto les proporciona una soltura de la que a menudo carecen generaciones predecesoras, pero a la vez también implica que están mucho más familiarizados con las tácticas y estrategias de marketing online que de otro modo pudieran dar resultado.
Además de esto, hay que tener en cuenta otras particularidades que según se mire pueden parecer dificultades añadidas o, por otro lado, retos que superar. Entre ellos está el que piden más a cambio de menos, es decir, requieren más información para captar su atención pero su paciencia al consumirla es menor. De aquí la necesidad de concentrar píldoras de contenido rápidas, innovadoras y capaces de captar la atención al segundo.
El contenido de estas píldoras es también sumamente importante, pues otra de sus características es la búsqueda compulsiva de datos sobre un mismo producto antes de adquirirlo. Pero lo más significativo es que, según estudios recientes, solo el 5% de los jóvenes que empiezan una venta por internet recurre a una tienda física en busca de consejos o para resolver dudas.
Acercarse a este público no es tarea fácil e incluso algunas veces resulta poco viable, pero siempre que nuestro producto lo propicie es una opción que no conviene dejar de lado, no solamente para ampliar la base de clientes sino también para sentar las bases de futuro de nuestro plan.