Son las 19:30 del viernes y acabo de entrar en la oficina.
Enciendo las luces porque a esta hora todos se han ido, hasta la luz del día, así que abro el ordenador y me preparo a supervisar la campaña de un cliente importante que tiene que salir si o si en media hora, pero estoy contento.
Obviamente mi estado de ánimo no se debe a tener que currar a estas horas de un viernes, cuando seguro estaría más a gusto en casa con una cerveza en la mano o preparándome para salir a cenar por ahí, sino porque acabo de venir del claustro preparatorio para el postgrado Executive en Marketing Digital que imparte la escuela de negocios Euncet de Terrassa y del que tengo el honor de participar como docente.
¡Ahhh bueno…! pensarás con sarcasmo, qué programas más entretenidos que tiene este tío los viernes por la tarde y yo pensaba lo mismo hasta que….
Si tengo que ser sincero, antes de salir de la oficina, a eso de las 16:30, me daba mucha pereza tener que desplazarme a la otra punta de Barcelona para ir a una reunión sobre metodología, criterios pedagógicos y de evaluación, etc. más si es un viernes por la tarde de un día de locos y aún con curro importante que acabar.
Pero como el deber viene primero, dejé el coche en el parking en honor a Greta Thunberg la estudiante sueca y su protesta, bajé a ese antro frenético que es el metro y me fuí.
Una vez allí, al no saber exactamente dónde sería la reunión, me dirijo hacia la recepción donde veo una señorita dando explicaciones a un muchacho alto de pelo largo que gesticulaba profusamente indicando de manera inequívoca algo que, fuera lo que fuera, estaba “a la vuelta de la esquina”… otro que va perdido como yo pensé así que le espeté:
-“¿Vas a la reunión de Euncet?” – “Sí” me contestó ” – ”¿tú también?” – “Sí” dije – “¿Italiano?” nos preguntamos contemporáneamente los dos… risas.
Aunque yo tengo más acento argentino que italiano (y cualquiera de vosotros que me conozca lo puede ratificar) entre compatriotas nos reconocemos enseguida.
Dimos juntos la vuelta a la esquina comentando la casualidad y nos topamos con mi buen amigo Carles Argemí, él también profesor del curso, y después de saludarnos y presentarle Alessandro, el chico de pelo largo, al estar minoría me preguntó con aire burlón si había habido “tongo” en la selección de los docentes… a lo que prontamente contesté que obviamente sí, que la Cosa Nostra estaba empecinada en blanquear sus actividades por lo que había decidido entrar en el sector de la formación terciaria… 😉
Más risas. La tarde iba tomando color.
Llegamos a la sala de reunión donde nos esperaba Oscar Cumí, el organizador de la charla y director del master al que yo solo conocía por telefóno, por haber trabajado con él en distintas agencias, pero sin habernos encontrado personalmente.
Fue un caso eclatante de desvirtualización tanto que, simpático él, me preguntó si yo era de verdad o un Bot… jaja.
Sobrevolaré sobre los aspectos técnicos de la charla a no ser por dos cosas: la claridad de Jessica Lingan, la directora de los programas executive, a la hora de presentar los programas y la profesionalidad con la que está minuciosamente organizado el Master. Un gusto trabajar con personas así.
Al final de la reunión ya nos habíamos presentado todos y estábamos conectados por linkedin gracias a la función de proximidad que yo, aún considerándome usuario avanzado de linkedin, nunca había habilitado por miedo a… qué se yo. Por ignorante básicamente, porque es una función muy útil que te pone en contacto con otras personas que tengan la misma función activada.
De ahí, rigurosa foto de grupo (la versión oficial con tanto de fotocall corporativo de fondo) y directo al bar de las instalaciones donde se nos habían prometido unas cervezas que, dada la hora, ya apetecían (y foto no oficial que podéis ver arriba :).
Nos encontramos pues una docena de desconocidos sentados en una terraza y empezamos romper el hielo preguntando cada uno su vecino -”¿Y tú a qué te dedicas?”
Y fue así, poco a poco, que cada uno de nosotros fue desvelando su propia especialidad y descubriendo la de los demás… y se prendió la chispa.
Perdona que haga un pequeño inciso aquí, que se que escribo cosas muy largas que da palo leer hasta el final, pero es necesario.
Cuando voy alguna reunión “social” con mi esposa, en el coche de vuelta suelo oír: “has estado un poco solitario no? ¡Tanta labia en el trabajo y cuando salimos juntos no hablas con nadie!“… no puedo que darle la razón.
Soy un workaholic al que le apasiona lo que hace. Suscribo al 100% eso de que si haces lo que te gusta no trabajarás un día en tu vida: ese es mi caso y en las tertulias solo me apasiono cuando hablo de cosas que me interesan: la charla cordial, intrascendente y hasta frívola, fin a sí misma, me aburre.
Pero hoy, me encuentro con este estupendo grupo de desconocidos que hablan no ya mi mismo idioma sino mi misma jerga… usan los mismos acrónimos ininteligibles para el común de los mortales; gente a la que le mola explicarte cómo mejorar tu SSI, o que te cuenta divertido sus anécdotas con la GDPR… Dónde al escuchar expresiones como: – “¿Has visto a cuanto está el CPM en TokTok” te da gana de peguntarle que ni idea, pero cuéntame…
Hoy me encontré con mentes inquietas, curiosas, y ávidas de conocimiento tecnológico, deseosos de compartir esa sabiduría con otros iguales… hoy me sentí a gusto entre los míos.
Me viene a la mente el fragmento de la peli de los increíbles, en el que Dash, el hijo, después de mil y una peripecias y peligros declara: “¡Han sido mis mejores vacaciones de siempre! ¡Amo nuestra familia!”.
También me hace acordar la sensación del patito feo… que, por ser diferente se siente excluido entre los patitos, pero al encontrar a sus pares, los cisnes, tiene ese cálido sentimiento de pertenencia que probé esta tarde.
Así que es por eso que aún siendo las 22:00 pasadas ya, estoy escribiendo este post con una sonrisa en los labios y un ojo (el bueno) fijo en el contador del server del cliente.
Un saludo a los cisnes y que tengas un buen fin de semana.