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Respuestas a preguntas trascendentales: ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?

Aún sin ser filósofo, te habrás planteado alguna vez estas preguntas, cuya respuesta (o mejor dicho, la falta de respuestas) están en la base de muchas creencias y religiones.

 

En el mundo de las start-ups también estas incógnitas resuenan con frecuencia, especialmente si tienes que hacer tu pitch a un inversor, y es por ello que, a modo de ejercicio, me presto a responder a las grandes preguntas de Marketic (¿o de verdad pensaste que un post iba a desvelarte los misterios de la vida…?).

 

¿Quiénes somos?

 

En Marketic somos un creciente grupo de apasionados del marketing capitaneados por Fabio Bugalla, un arquitecto de profesión y marketer de vocación, que creemos firmemente en que la automatización es un proceso irreversible que acabará afectando a todos los ámbitos de la economía y de paso transformará de forma irreversible el mundo del trabajo humano.

 

Ante esta certeza, que implicará grandes cambios y al mismo tiempo enormes oportunidades, decidimos tomar posiciones del lado de los «hacedores» o «impulsores» de la automatización en un sector muy particular, el del marketing, antes que la automatización nos acabe por dejar obsoletos y sin trabajo.

 

En Marketic estamos convencidos, y los hechos nos van dando la razón día tras día, de que posicionarnos con antelación nos permitirá ocupar una posición destacada en el mercado cuando la automatización, que hoy es algo todavía poco conocido, se difunda en gran parte de las empresas igual que ha pasado con otros inventos en el pasado (telex, fax, fotocopiadora, ordenador, etc.) que acabaron siendo herramientas indispensables en el quehacer diario de casi todas la empresas: esta última afirmación además, señor inversor, puede dar una pista del tamaño del mercado al que nos dirigimos…

 

¿De dónde venimos?

 

Marketic es una spin-off de Etáctica, una agencia de marketing digital fundada en el año 2008 y que desde siempre se ha centrado en el marketing digital y, en particular, en el marketing de resultados al calor de los nuevos medios digitales (Adwords in primis), que cambiaron para siempre la concepción del marketing tradicional: desde los años ’50 (la época de oro de los Mad Men) hasta los años ’90 el ideario del publicista y marketer se asociaba con el arquetipo del «creativo», capaz de disparar las ventas con un copy original o una campaña televisiva rompedora.

 

Tanto poder y dinero generaron verdaderas «estrellas» de la publicidad (desde los tiempos de Leo Burnett y David Oglivy hasta Oliviero Toscani y sus campañas para Benetton o Lluís Bassat en España). Sin embargo, a partir de la llegada de internet y en particular de Google, el mundo de la publicidad comenzó a cambiar radicalmente: toda actividad realizada en el mundo digital, sea esta una vista a una web, un click, la apertura de un correo, etc. deja un rastro digital que somos capaces de capturar y analizar a través de herramientas como Marketic.

 

Gracias a ello es posible calcular con una exactitud antes impensable el retorno de la inversión (ROI) de la publicidad. Este simple hecho, asociado a plataformas de tipo DIY y a unos costes asequibles al alcance de cualquier empresa, dispararon el interés por el marketing online, cuyo volumen de inversión no ha parado de crecer en las últimas décadas mientras las inversiones publicitarias en los medios tradicionales (prensa, radio, tv) no han dejado de caer llegando al punto de poner en crisis todo el mercado audiovisual y de la prensa escrita (ver imagen).

 

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Este cambio ha tenido un efecto colateral entre los profesionales del marketing: si antes la estrella era el «creativo» que vivía rodeado de un halo de soberbia que le otorgaba su «don», hoy los datos son los que mandan y los números siempre han sido el ámbito del departamento de finanzas, que es el que menos glamour tiene, pero, mira por dónde, ahora tiene el poder de verificar si ese «don» de verdad es rentable.

 

Hoy la estrella del departamento de marketing es el «data scientist» o aquel que logra interpretar los datos para identificar tendencias y extrapolar estrategias ganadoras. Marketic trabaja codo con codo con muchos de ellos proporcionándoles una plataforma sencilla, integrada y asequible para recopilar de forma muy eficaz los datos de sus potenciales clientes y ejecutar de forma automatizada esas campañas ganadoras.

 

¿Hacia dónde vamos?

 

Hoy la automatización de marketing abarca un gran número de canales (email, SMS, notificaciones push, contenido dinámico), eventos (visitas a página, apertura de correo, clicks, tiempo de lectura, etc.) y medios (Adwords, redes sociales, remarketing, etc.), y permite relacionar acciones realizadas en un medio o canal con otras, todo en base a los gustos e intereses de los usuarios, que son extrapolados a partir de los datos que este genera con su actividad en el mundo digital.

 

Si bien esto puede parecer muy avanzado (un gran hermano digital dirían algunos), es solo la punta del iceberg de lo que vendrá. En unos pocos años será normal no solo recibir datos del mundo virtual sin que, con la llegada del internet de las cosas (IoT), podremos acceder a infinidad de datos relativos al uso que las personas hacen de las cosas… Por ejemplo, podremos conocer el uso que un usuario le da a su aire acondicionado y, en base a eso, proponerle un modelo más adecuado a sus necesidades. A través de sensores y sistemas de identificación facial podremos extender la experiencia del comprador del mundo virtual a la tienda, proponiendo en tiempo real al vendedor recomendaciones personalizadas sobre productos que el consumidor haya visto o comprado en el e-commerce y así en infinidad de nuevos usos que todavía ni se nos ocurren.

 

Lo que está claro es que esta inmensa cantidad de datos necesitará, no solo de herramientas automatizadas, sino del uso de la Inteligencia Artificial (IA) para analizar e interpretar los datos… y es ahí donde queremos llevar a Marketic: hoy ya trabajamos con la automatización de procesos al mismo tiempo que estamos empezando a crear nuestros primeros algoritmos de IA y, mientras tanto, vamos adecuando nuestra infraestructura a la nube y el Big Data para poder escalar nuestra capacidad de cálculo a medida que la vayamos necesitando y, aunque no sabemos dónde llegaremos en el futuro, sí tenemos muy claro por qué camino queremos transitar… y no es poco.

 

Con estas reflexiones y visiones de un futuro no tan lejano os dejo por hoy, pero no sin antes desearos un excelente año 2018.

 

Hasta pronto.

 

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