A/B Test: cómo admitir públicamente que no tenemos ni p*#@ idea y no quedar como idiotas

El marketing online es un mundo nuevo, donde todo cambia rápidamente y en el que no hay certezas… como mucho «buenas prácticas».

 

Entonces, ¿qué hacer antes los desafíos siempre cambiantes que nos proponen nuestros clientes? ¿cómo hacer una previsión si no hay datos sobre los que basarse? y, más aún, ¿cómo tomar decisiones sin elementos que permitan juzgar a priori el resultado?

 

¿Alguien se atreve a escribir la receta de la landing page (o del asunto de mail) perfecto?

 

El que diga que tiene una respuesta infalible a estas incógnitas ¡miente descaradamente!

 

Lamentablemente en este sector hay muchos que tienen todas las respuestas: cualquier enteradillo que mastique a duras penas cuatro conceptos y un puñado de acrónimos, aprovechando el desconocimiento de la mayoría, se alza como el rey tuerto en el país de los ciegos.

 

Y, sin embargo, entre tanto acrónimo, sigla y palabrejo raro hay un concepto que puede darnos una mano llegado el caso… el test A/B.

 

¿Qué es un Test A/B?

 

Básicamente se refiere un modelo matemático, desarrollado por el biólogo británico y estadístico Ronald Fisher en los años 20, para analizar las diferencias entre dos experiencias diferentes de una forma científica. Este método resultó ser todo un logro en el mundo científico y, unos años más tarde, el principio del A/B testing empezaría a usarse en ensayos clínicos y a partir de la década de los 60 este concepto se empezó a aplicar en el ámbito del marketing.

 

El A/B testing, tal y como lo entendemos hoy, lleva con nosotros desde los años 90 y se ha convertido rápidamente en el modelo escogido por muchos especialistas en marketing para mostrar distintas versiones de sus mensajes promocionales (correos, landing pages, creatividades, etc.) a una muestra de sus clientes para averiguar cuál tiene un resultado más favorable.

 

El test A/B también es un eufemismo para decirle a nuestros clientes, de manera sesuda y con una inquebrantable base científica, que no tenemos ni idea y que vamos dando palos de ciego al responder preguntas tan poco científicas como si sería mejor en la portada de la web una foto de un hombre o de una mujer o si sería mejor hacer un descuento o no cobrar los portes o si el fomulario tendrá más conversiones si está ubicado a la derecha o a la izquierda del texto.

 

Todo es cuestión de prueba y error… pero tanta sinceridad no suele ser buena, especialmente porque nuestros clientes pensarán que su inversión publicitaria está en manos de un grupo de irresponsables que se están «jugando sus cuartos» al rojo o negro de la ruleta de internet, aunque es exactamente lo que está pasando.

 

O, como mínimo, al principio de cualquier campaña.

 

A medida que esta se vaya ejecutanto los datos que acumulemos nos proporcionarán indicadores fiables estadísitcamente sobre si es mejor tal o cual foto, call to action, color, texto o lo que fuera que queramos validar con un test A/B.

 

Porque está cientificamente probado que dos versiones de una landing page o un correo, que contengan los mismos elementos (texos, imágenes, botones, etc.) pero distribuidos en manera diferente darán a la larga resultados diferentes. Es una pura cuestión de estadísitica.

 

Es aquí donde radica la importancia de poseer herramientas de testing para ejecutar experimentos de forma rápida y que lleven a resultados conclusivos en tiempos breves.

 

Mautic, la plataforma de marketing automation que utilizamos en Marketic, permite realizar test A/B tanto de las landing pages como de los correos y, mediante informes gráficos, evaluar los resultados de cada test. De esta manera es muy sencillo e intuitvo el proceso de optimizar los distintos elementos, como textos, imágenes, call to action, etc.

 

¿Quieres probarlo en primera persona?

 

 
TEST A
TEST B