[Politically Incorrect] Cuando un lead se convierte en alguien insistente, pesado y fastidioso (aka: Pelmazo).

Apreciado lector,

esta semana seré breve porque hemos estado Miércoles y Jueves en la Feria OMExpo, anoche volvimos en coche directo desde Madrid a Barcelona y hoy, la verdad, estoy un poco molido.

De todos modos, quiero aprovechar para agradecer a todas aquellas personas que se acercaron a nuestro stand para interesarse por Marketic y el marketing automático o simplemente para «desvirtualizarse».

Han sido muchas las muestras de cariño: algunos se identificaron como lectores asiduos de nuestra newsletter, con otros estoy en contacto por linkedin y se acercaban con mi perfil abierto en su teléfono móvil, algunos (menos de lo que me gustaría) eran clientes a los que solo conocía por Skype o teléfono además de partners, curiosos, competencia disfrazada, clientes potenciales y, por último, un par o tres de verdaderos plastas…

Sé que no es políticamente correcto «rajar» de la gente, pero, permítanme que, al amparo del cansancio post-feria, me explaye sobre estos señores y señoras realmente molestos.

Creo que a todos los que participaron alguna vez de una feria les debe haber sucedido lo mismo que a mí…

Por lo general al inicio se acercan al stand pero se mantienen en un segundo plano. Escuchan interesados la explicación que estás dando a la visita de ese momento.

A medida que pasan los minutos se va acercando hasta entrar en tu zona personal. De pronto, al hilo de la conversación que estás manteniendo, te pregunta por alguna funcionalidad o característica a la cual, por no parecer descortés, contestas amablemente.

Esto hace que el individuo se sienta con el derecho de entrar a formar parte del círculo íntimo creado entre el/los visitante/s y tú. Esta intrusión pone un poco incómodos a todos pero de nuevo, por cortesía, se le tolera…

Craso error.

Esto envalentona al individuo que no tarda en tomar las riendas de la conversación con una interminable retahíla de preguntas y comentarios…

En este punto la complicidad que se había creado con tu anterior visitante se ha quebrado sin remedio y lees en sus ojos que no ve la hora de irse para dejar de ser importunado por el invasivo personaje…

Es un momento embarazoso en el que, entre medias disculpas y la irritación de ver como un potencial cliente se marcha fastidiado, logras, en el mejor de los casos, intercambiar tarjetas.

Al girarte, el plasta se ha plantado triunfante frente al mostrador a la espera de le que vuelvas a realizarle toda la explicación desde el principio.

Os diré que a estas alturas uno no ve la hora de que se marche así que, a mal tiempo buena cara, te preparas para liquidar rápidamente el trance.

Ja ja nada más lejos de la realidad.

Aquí hay que decir que existen dos perfiles básicos de plasta: los que no tienen ni idea y los que se hacen pasar por tontos…

Los primeros nunca han escuchado hablar de marketing automation, por tener no tienen ni web, a lo sumo un proyecto de start-up que te describen en sumo detalle haciéndote el “pitch” como si fueras a invertir en su empresa. Mientras ves con tristeza como las personas que se van agolpando detrás suyo acaban cansándose de esperar y cogen con una sonrisa de consecuencia un folleto y se marchan sin más.  

A estos les excusa, aunque sea parcialmente, su propia ignorancia, el verdadero incordio son los que, además, resulta que tienen cierto conocimiento: éstos una vez alcanzado el centro de la atención de golpe se convierten de curiosos espectadores ávidos de conocimiento en expertos usuarios de las más desconocidas herramientas que se empeñan en comparar, punto por punto, con la tuya y que, mira por dónde, siempre lo hacen mejor, son más intuitivas, rápidas o cuestan una fracción de lo que tú vendes (aunque esto en nuestro caso es muy poco probable).

Por suerte no hay mal que cien años dure y, después de haberte fastidiado durante un rato, que se antoja más largo que corto, el «experto» decide ir a infundir sus preciados conocimientos a otro stand, con inmenso alivio de todos los presentes…

Eso sí, no antes de haberle solicitado una tarjeta y anotado a escondidas en el dorso:

«¡DO NOT CONTACT!»

Buen fin de semana