Lo urgente y lo importante en tiempos de coronavirus.

En estos momentos de incertidumbre, ante la cual todos estamos en mayor o menor medida paralizados, se nos abre un escenario de un largo período de actividad al ralentí.

Esto significa que muchas de las cosas que hasta ayer eran súper-urgentes pasarán a no serlo tanto, nos daremos cuenta de la futilidad de algunas de nuestras convicciones y confío que, al tener más tiempo para reflexionar, lo sabremos utilizar para dedicarlo a las cosas importantes.

Digo esto porque la urgencia ha sido una de las lacras con las que me he topado con más frecuencia en esta cruzada evangelizadora sobre la automatización del marketing a la qué estoy abocado.

Hablo con mis clientes potenciales que usan mautic o marketing automation y me encuentro que la mayoría de sus objeciones no están relacionadas (como uno podría suponer) con el precio o el producto, sino con una infinidad de otras cosas:  “Ahora no llámame en unos meses” “De momento estamos super liados” “Me parece muy interesante, cuando tenga un momento disponible te llamo” y así siguiendo.

 A ver, no es que yo sea tan ingenuo o egocéntrico para pensar que lo mío es lo más importante del mundo, pero es un hecho que vender es la única actividad que todas y cada una de las empresas han de llevar a cabo si quieren prosperar: puedes suprimir el departamento de recursos humanos o cargarte la administración y hasta marketing… pero no puedes dejar vender.

Ahora bien, si esto es así ¿porque tanta reticencia para, no digo ya implementar, sino simplemente valorar un sistema que claramente te permite ser más eficaz a la hora de vender?

¿Desidia? Quiero pensar que no.

¿Desconocimiento? En algunos casos quizás.

¿Incredulidad? Definitivamente no: una vez que has visto el sistema su utilidad es tan obvia y sus beneficios tan de sentido común que nadie duda de su efectividad.

¿Entonces? Yo soy propenso a creer que es culpa de la urgencia y de cómo ésta afecta a las cosas importantes.

Hoy en día todo es urgente. Vivimos en tiempos de multitarea y el número y la frecuencia de los cambios en las prioridades es abrumador.

Hemos acostumbrado al cliente a la gratificación inmediata para darle más satisfacción sin cambiar nuestra manera de planificar, organizar y priorizar las tareas.

Además las organizaciones le han otorgado a los clientes/usuarios acceso inmediato por teléfono, web, redes sociales, etc. y con esto esto han perdido el criterio de que es verdaderamente prioritario porque dependen del cliente o usuario y este es tan cambiante como la vida misma.

Así que resulta que lo que es urgente ahora, puede que en 5 minutos ya no lo sea tanto, porque el problema se ha solucionado solo o porque hay otro problema mayor, por poner dos ejemplos.

Finalmente, toda esta velocidad informativa, exige estar atentos constantemente a los cambios en forma de avisos, nuevos correos y notificaciones, hecho que anula nuestros esfuerzos a la hora de concentrarnos.

Por otro lado, el criterio de importancia es aún más confuso porque además tiene un alto componente de subjetividad que añade más dificultad a la hora de discernir qué tarea debe hacerse primero.

Lo que es importante para tu jefe, puede que no sea tan importante para el jefe de tu jefe. Ni que hablar de las personas que tienen 2 o más jefes del mismo rango. Una verdadera locura.

Sin contar con el exceso de reuniones e interrupciones de todo tipo que suceden en la actividad laboral de hoy en día: resulta tan difícil concentrarse en el trabajo que mucha gente, cuando debe concentrarse de verdad lo hacen fuera del entorno laboral.

En resumen, tenemos dificultades para determinar que es urgente y qué importante.

No me extraña pues que cuando, después de innumerables idas y venidas, logras tener una reunión y presentas un proyecto de automatización de marketing la respuesta sea “Ahora no”…

Y sin embargo la automatización, no solo te permite ser más eficaz a la hora de vender, sino también a la hora de atender a tus clientes ya que te permite atender de forma automática e individualizada un número infinito de interacciones por medio de los distintos canales como correo, SMS, messanger, webpush, chat. etc.

Con una  buena automatización podemos atender de forma satisfactoria y relevante el grueso de las solicitudes de nuestros clientes (el famoso 80% de Pareto) y dedicar más tiempo a aquellas que son realmente importantes o simplemente a tareas más creativas o de más valor añadido.

Así que espero que este período de “descompresión” forzada que muchos de nosotros vamos a pasar sea propicio para afrontar nuevos retos importantes sin tanta urgencia.

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